GALERIA DE MIS TRABAJOS

jueves, 10 de marzo de 2011

INDIVIDUALES PARA LA MESA

De las alumnas que tuve el año pasado solo siguieron dos en los meses de Enero y parte de Febrero. Ellas son Andrea y Belén.

Estos 6 individuales para la mesa están hechos por Andrea para su hermana. Quiso usar diferentes técnicas para cada individual.


Acá abajo uso la técnica de tiras dobladas y plegadas una sobre otra dejando un traslape. Entre cada tira se insertan estos semicírculos de diferentes tamaños. Así da un efecto tipo nubes o soles, depende de tu interpretación. Yo hice un camino de mesa estilo japonés con esta técnica (pincha aquí si quieres verlo). Andrea vio este camino de mesa y por eso quiso repetir el efecto en su individual.


En las tres fotos que siguen se uso la técnica de diferentes tiras de Seminole.



El individual de abajo se desarrolló con la técnica de aplicación con la máquina de coser.


Este otro se uso la técnica de alforzas a una misma distancia para luego pisarlas con costuras hacia un sentido y otro. Nos da un efecto punto "smocked". Sumamos a este efecto que Andrea uso una tela con estampado "Toile de Jouy" lo que lo hace aún más lindo y delicado.

Quiero compartir estas fotos que tomé en mi jardín. Fue una mañana de Febrero, estábamos tomando desayuno con mi esposo en la terraza y él se dio cuenta de la presencia de la Loica. Yo me emocioné mucho porque desde chica que no veía este pajarito. Se quedó bastante rato sin notar nuestra presencia. Me acordé de la máquina fotográfica pero para eso tendría que caminar y tenía miedo que se fuera. Dudé, pero fue más mis ganas de tomarle una foto y sigilosamente me moví. Llegué con mi cámara y esto es lo que pude captar.

Con estas fotos me doy cuenta que mi cámara es muy básica.

Cuando estaba en el colegio leí un libro que habla de la leyenda de esta ave. A continuación pueden leer un extracto que encontré en internet.

POR QUE LAS “LOICAS” TIENEN EL PECHO ROJO ?

Dicen que antiguamente la loica era un pájaro como tantos otros, de color negro y gris que no llamaba en nada la atención.

Ocurrió que en el Valle Abajo, escondido entre varias colinas y el río, las loicas habían encontrado un paraíso donde vivían y se multiplicaban con gran contento. Muchos años duró este tiempo feliz, hasta que un día un cazador que merodeaba por Puangue, perdió su ruta y caminando y caminando, llegó a Cuncumén.

Agotado por el viaje, se echó a dormir en medio de unos espinos a través de los cuales se veía un cielo tan lleno de estrellas, que casi molestaban su vista cansada.

Al despertar, sintió el trinar de numerosos pajaritos. Su alma de cazador dio un vuelco en el pecho, preparándose para un festín inesperado. El hombre, sin siquiera preocuparse de tomar un vaso de agua, preparó su escopeta y sin pensarlo dos veces, apuntó a una loica que lo observaba desde el espino y disparó la mortífera arma que estalló en un ruido infernal.

Las loicas que observaban paralizadas al extraño personaje, sin comprender el peligro que representaba, huyeron ante el estampido, pero ninguna de ellas fue alcanzada por las balas asesinas. La verdad es que había sido tal la prisa del cazador, que había cargado mal su arma y ésta había reventado causándole una horrible herida en el cuello.

Las aves aterradas se quedaron largo rato escuchando los gritos y quejidos del hombre y, cuando éste calló, una de ellas venció el miedo y se acercó.

-Perdón-, le susurró el hombre, - Ayúdame por favor-.

La pequeña loica tuvo pena al verle los ojos cubiertos de sangre y la lengua seca de sed. Sin ponerse a pensar mucho, tomó con su pico unas hojas de menta silvestre y le limpio poco a poco los ojos. Las plumas de su pecho empezaron a mancharse de sangre y tierra pero, aunque se veía harto fea, ella prosiguió su tarea.

Las otras loicas, sin decir palabra, la comenzaron a ayudar y se turnaron para depositar en la boca del herido, gordos granos de uva negra entregándole así el agua y el azúcar que tanto necesitaba.

Un grupo de ellas emprendió viaje hacia el poblado y comunicó a un perro del lugar la noticia del malherido que yacía esperando ayuda en el Valle Abajo. Dio la casualidad que el tal perro andaba buscando a su amo que se había perdido en aquellas colinas. El animal corrió a avisar con furiosos ladridos a los familiares del hombre que, sin tardanza partieron a Cuncumén con vendas y medicinas.

El ángel de la guarda del cazador, que estaba de lo más avergonzado de las costumbres de este hombre, comunicó a Dios toda esta increíble historia y entonces, ante los ojos asombrados de las gentes y de los otros animales del lugar, en el pecho de las loicas se formó un precioso triángulo colorado, con la misma forma de la mancha de sangre que había ensuciado las plumas de los bondadosos pajaritos.

Desde entonces las loicas son las aves más lindas del lugar y su figura inconfundible recordará para siempre a los hombres que Dios premia la generosidad y el perdón

Linda historia, cierto?

Les deseo un feliz fin de semana y un feliz patchwork también.



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